Va a ser duro. Pero lo superarás.
¿Merece la pena salvar un matrimonio fracasado por el bien de los hijos?
El divorcio de los padres es casi siempre un golpe terrible para los hijos. Sin embargo, es mucho peor para el estado mental de un niño vivir en una familia en la que uno o ambos cónyuges están constantemente agotados e infelices, siempre discutiendo, escandalizándose y culpándose mutuamente.
Además, si los padres mantienen un matrimonio infeliz sólo por el bien de sus hijos, parece que se sacrifican y, al menos inconscientemente, les exigen mucho más. Se vuelven intolerantes con los defectos de los miembros más jóvenes de la familia, entre ellos se establece la incomprensión. Ante las exigencias excesivas, el niño empieza a considerarse un fracasado.
Y no hay que olvidar que los niños crean su propia imagen y modelo de comportamiento a partir de lo que observan en la familia.
El peor impacto en el niño no es el divorcio, sino los conflictos de los padres en el proceso y después de este acontecimiento. Pero si todo se hace correctamente, los niños sobrevivirán al estrés con las menores pérdidas, crecerán mentalmente sanos y podrán construir una familia fuerte y feliz en el futuro.
