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Los colores nos afectan más de lo que pensamos. Te contamos qué significa

Elegir un determinado tono puede ser incluso una señal de problemas mentales.

1. Los colores brillantes entrenan la memoria
Cuando una persona se centra en determinados estímulos, hay más posibilidades de que esos estímulos pasen a la memoria a largo plazo. Y los colores son buenos para atraer la atención. Esta regla se utiliza en marketing y ventas. Es más probable que un cliente recuerde un anuncio colorido y llamativo que uno en blanco y negro, y es más probable que un cliente se concentre en una presentación brillante que en aburridas diapositivas con texto.

Existe la opinión de que los tonos cálidos -amarillo, rojo y naranja- tienen un mayor impacto en la memoria que, por ejemplo, el marrón o el gris. Quizá no sean los colores en sí los que causan el efecto, sino los sentimientos que surgen al mirarlos. Por ejemplo, el rojo es símbolo de pasión, fuerza, agresividad, y el gris no puede presumir de asociaciones tan brillantes. En este caso, para recordar es importante no sólo el tono en sí, sino también un alto contraste. Esta puede ser la razón por la que las empresas conocidas son tan populares logotipos con texto brillante sobre un fondo neutro.

La peculiaridad del color para colarse en la memoria puede ayudar durante el estudio. Por ejemplo, para fijar más rápido en la cabeza palabras extranjeras, es mejor escribirlas en pegatinas amarillas que en blancas. Y subraya los términos importantes en tus apuntes con un rotulador fluorescente que contraste. Por cierto, utilizar rotuladores de colores facilita la lectura incluso a las personas con dislexia.

2. Los interiores coloridos aumentan la productividad
Las personas trabajan de forma más eficiente en un interior colorido. A esta conclusión llegó en 2018 un grupo de científicos que analizó 40 estudios diferentes sobre este tema. Además, resultó que las paredes blancas pueden aumentar el número de errores, y la elección de tonos específicos «de ayuda» depende del tipo de trabajo. Según algunos datos, el rojo permite resolver mejor las tareas cognitivas, y el azul, las creativas.

Sin embargo, antes de volver a pintar el fondo de pantalla, es importante tener en cuenta y la percepción subjetiva. Así, algunas personas se sienten estimuladas por el color rojo en la habitación, mientras que otras se distraen e incluso se irritan. Por eso, para empezar, es mejor diluir el interior neutro con pequeñas motas brillantes. Por ejemplo, hazte con una agenda roja o cuelga un póster colorido en la pared.

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