Por qué también es importante la socialización secundaria
Cada nuevo lugar, ya sea la universidad o el trabajo, obliga a una persona a adaptarse a nuevas condiciones y adoptar normas de comportamiento. Y si ha superado con éxito la socialización primaria, la secundaria será más fácil. Sin embargo, en algunas situaciones, las personas siguen corriendo el riesgo del aislamiento social.
Por supuesto, en la edad adulta, esto no convertirá a una persona en un psicópata agresivo, pero puede afectar negativamente a su salud y bienestar.
La soledad aumenta el riesgo de hipertensión y otros trastornos cardiovasculares, incrementa el nivel de cortisol -la hormona del estrés-, perturba el sueño y reduce la inmunidad.
Además, la falta de socialización aumenta significativamente el riesgo de depresión, los niveles de estrés percibido y el miedo a una evaluación negativa, la ansiedad y la ira, y reduce la confianza en uno mismo y el optimismo.
Pero una buena socialización puede tener un buen efecto no sólo en la salud, sino también en el éxito laboral.
Un experimento descubrió que socializar con los compañeros «cara a cara» mejoraba significativamente el estado de ánimo y ayudaba a realizar las tareas laborales con mayor eficacia.
La socialización secundaria es especialmente importante en la vejez. En esta época, muchas personas se jubilan y dejan de socializar con sus compañeros, se alejan de sus hijos adultos y pierden contactos de amistad.
A menos que una persona se adapte a su nuevo entorno y encuentre fuentes de socialización, corre el riesgo de acelerar el deterioro cognitivo relacionado con la edad. Los estudios demuestran que la soledad afecta negativamente a las capacidades mentales, aumenta el riesgo de Alzheimer y tiene un efecto negativo en el control ejecutivo: memoria, atención y flexibilidad cognitiva.
Pero socializar ayuda a las personas mayores a mantener la función cognitiva, aumenta el bienestar, sirve como medida preventiva contra las enfermedades neurodegenerativas y, en general, alarga la vida.
Así que no es exagerado decir que la socialización secundaria en la vejez es vital.
